El puré de patata es un arte. Si lo haces bien, es uno de los acompañamientos más deliciosos que existe. Si lo haces mal, te sale un chicle de patata. Y si lo haces con copos industriales… pues te sale eso, un puré industrial.
Para conseguir un puré de patata de alto nivel no hace falta ni muchos conocimientos, ni mucha destreza culinaria, ni siquiera mucho dinero, ya que este plato es barato donde los haya. Simplemente hay que seguir unas normas muy simples que se resumen en dos: una cocción y secado de la patata correctos, y un triturado cuidadoso.
Para muchos sabios, la mejor receta de puré de patatas de la historia es la del cocinero francés Joël Robuchon. No seré yo quien lo niegue: si queréis pegaros el curro de hacerlo, aquí tenéis la la tenéis vía David de Jorge. Mi versión toma alguna de sus enseñanzas, pero simplifica el procedimiento sin que la pastuflis se resienta demasiado, y encima le añade el plus herético de las hierbas. ¿Que lleva mucha mantequilla? Pues sí, pero es que el clímax del puré de patata sólo se alcanza con ella. No seas pusilánime: tampoco te va a pasar nada porque abandones la secta del aceite de oliva por un día y te eches en brazos de la grasa animal más deliciosa que existe.
Dificultad
Sólo para licenciados en astrofísica por la Universidad de Harvard.
Ingredientes
Para 4 personas
- 800 g de patatas
- 200 ml de leche entera
- 150 g de mantequilla
- 1 ramita de romero
- 1 ramita de tomillo
- 1 hoja de laurel
- Sal y pimienta blanca
Preparación
1. Pelar y cortar las patatas en trozos medianos. Ponerlas en una cazuela y cubrirla con agua fría. Añadir sal abundante y llevar a hervor.
2. Bajar el fuego y cocer unos 20-25 minutos hasta que estén hechas.
3. Escurrir las patatas y devolverlas a la cazuela, removiendo con suavidad hasta que se sequen.
4. Calentar la leche con el romero, el tomillo, el laurel y la mantequilla hasta que ésta se disuelva.
5. Pasar las patatas por el pasapurés con la rejilla más fina a un bol. Colar la leche. Añadirla bien caliente poco a poco a la patata removiendo con una cuchara de madera. Volver a pasarlo por un colador si se quiere una textura aún más fina.
6. Añadir un poco de pimienta blanca, corregir de sal y servir con un poco más de mantequilla.
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