Por: Inés Santaeulalia | 07 de junio de 2012
Las obsesiones pueden tener mil formas. La de Patricio Gutiérrez tenía forma de bocadillo. Desde que a los 18 años, en un viaje a España con unos amigos y poco dinero, descubrió por casualidad cerca de la Plaza Mayor de Madrid uno de los restaurantes de la cadena 100 Montaditos, su fijación fue la de vender esos pequeños panes rellenos en su país, México.
Durante seis años, Patricio mandó sin cesar emails a la cadena española, bautizada por el medio estadounidense The Huffington Post como El Zara de los bocadillos. “Hola, soy Patricio Gutiérrez. Me gustaría montar un 100 Montaditos en México”. Como la respuesta no llegaba, el chico siguió con su vida, siempre con los bocadillos en la cabeza. A la vez que Patricio crecía, lo hacía la cadena de restauración. Desde el primer local en Islantilla (Huelva) en el año 2000 hasta los más de 200 que alcanzó el año pasado en todo el mundo.
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