Después de un tiempo sin publicar recetas, estamos ya bien metidos en temperaturas de invierno, así que hay que empezar a cocinar buenas sopas y cremas, potentes, que nos ayudan a sacar el día adelante. Esta sopa que hago es una mezcla entre la sopa de ajo tradicional castellana y la sopa de cebolla que tanto gusta a alemanes y franceses.
Cuando hago pan en la panificadora (cuando lo hago a mano no sobra nada) dejo el final, cuando ya se está poniendo duro, y si no lo voy a usar, lo congelo, de manera que siempre tengo un pan decente para hacer este tipo de recetas. Es lo que va a dar cuerpo a la sopa, así que cuanto mejor sea el pan, mejor será el resultado.
La cocina tradicional francesa recomienda cebollas dulces para hacer sopa, pero la verdad es que a estas alturas he usado desde cebolla morada de Zalla hasta las cebollas que me traen de vez en cuando de Galicia, pasando por supuesto por las siempre socorridas cebollas del supermercado. Se notan diferencias en el sabor, pero ninguno es necesariamente malo, siempre será cuestión de gustos.
INGREDIENTES
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Sopa de cebolla y ajo « Disminuido de paso
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