La que tiró la primera piedra se llama Julia Moskin. Quién: desde 2004 esta mujer forma parte del staff de la sección gastronómica del New York Times, pero antes de eso ya había recorrido un largo camino en el mundo de la comida. En 1993 debutó como reseñista de restaurantes y luego, como escritora free-lance, fue coautora de nueve libros de cocina, algunos con crédito, pero la mayoría de manera anónima. Este último dato fue el que disparó la polémica. La piedra: el 13 de marzo de este año, Moskin publicó un artículo confesional titulado “Yo fui escritora fantasma de libros de cocina”, donde daba detalles jugosos sobre cómo muchos chefs no son los padres de sus criaturas editoriales. Los apedreados: fueron cuatro cocineros, uno más famoso que otro. Mario Batali, propietario de un imperio de restaurantes en Nueva York, Las Vegas, Chicago y el resto del mundo; el inglés Jamie Olivier; la actriz devenida cocinera, Gwyneth Paltrow, y Rachael Ray, no muy conocida por estas pampas pero una