JACQUELINE GOLDBERG
“Cuando comemos casabe estamos mordiendo un dinosaurio”, explica con erudición paternal el historiador José Rafael Lovera. Y no se trata de una exageración. El casabe es una pieza genealógica de la gastronomía venezolana. Condujo en días prehispánicos a la formación de los primeros asentamientos en los pie de monte andinos. Y es un milagro químico que convierte en noble pan el veneno de la yuca amarga. “Pero uno se come un pedazo de casabe tranquilamente sin pensar siquiera que hubo un inventor anónimo que transformó la muerte en vida, no pensamos que estamos ingiriendo una pieza que es prehistoria. Muchos jóvenes cocineros lo que buscan es aprender unas cuantas técnicas y no se dan cuenta de la importancia tremenda que tiene el hecho alimentario, la preparación de los alimentos desde todo punto de vista, incluso de la filosofía, la religión, la sociología y la historia”.
José Rafael Lovera sí que entiende de tales relaciones, por eso lleva la vida entera abordando la gastronomía venezolana con variopintas herramientas y contribuyendo a la formación de cocineros “ilustrados”. De allí su intenso recorrido: estudió Derecho, algunos cursos de Filosofía y una licenciatura en Historia; autor de las fundamentales obras Historia de la alimentación en Venezuela y El cacao en Venezuela: una historia, entre otras; Presidente Honorario y Fundador de la Academia Venezolana de Gastronomía; Director Fundador del Centro de Estudios Gastronómicos (CEGA); Individúo de Número de la Academia Nacional de la Historia y Miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de España; Miembro de la Academie Francaise du Chocolat et de la Confiserie.
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Gastronauticas
“Cuando comemos casabe estamos mordiendo un dinosaurio”, explica con erudición paternal el historiador José Rafael Lovera. Y no se trata de una exageración. El casabe es una pieza genealógica de la gastronomía venezolana. Condujo en días prehispánicos a la formación de los primeros asentamientos en los pie de monte andinos. Y es un milagro químico que convierte en noble pan el veneno de la yuca amarga. “Pero uno se come un pedazo de casabe tranquilamente sin pensar siquiera que hubo un inventor anónimo que transformó la muerte en vida, no pensamos que estamos ingiriendo una pieza que es prehistoria. Muchos jóvenes cocineros lo que buscan es aprender unas cuantas técnicas y no se dan cuenta de la importancia tremenda que tiene el hecho alimentario, la preparación de los alimentos desde todo punto de vista, incluso de la filosofía, la religión, la sociología y la historia”.
José Rafael Lovera sí que entiende de tales relaciones, por eso lleva la vida entera abordando la gastronomía venezolana con variopintas herramientas y contribuyendo a la formación de cocineros “ilustrados”. De allí su intenso recorrido: estudió Derecho, algunos cursos de Filosofía y una licenciatura en Historia; autor de las fundamentales obras Historia de la alimentación en Venezuela y El cacao en Venezuela: una historia, entre otras; Presidente Honorario y Fundador de la Academia Venezolana de Gastronomía; Director Fundador del Centro de Estudios Gastronómicos (CEGA); Individúo de Número de la Academia Nacional de la Historia y Miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de España; Miembro de la Academie Francaise du Chocolat et de la Confiserie.
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