¿Pero cuándo nació el plato combinado? En el año 1946, con una España que se sacudía poco a poco el hambre, nos encontrábamos ya con el Bar Sevilla, en la calle Farmacia de Madrid, que ofrecía un “plato combinado Sevilla, especialidad de la casa”. No sabemos a ciencia cierta que contenía el plato pero, en un anuncio en prensa, sus responsables aseguraban lo siguiente: “Ríase de aquellos banquetes de tiempos pasados. No se explica como puede darse, por tan poco dinero, tan selecta y abundante comida”.
LA PICARESCA ESPAÑOLA
El plato combinado nació como respuesta a una ley promulgada por el bando nacional en 1936, en plena Guerra Civil, que obligaba a que en los restaurantes, pensiones y casas de comida se ofreciera, una vez al mes, un solo plato por el precio de todo el menú. Parte del importe que recibía el hostelero era recaudado para, supuestamente, el subsidio de los combatientes o fines benéficos y sociales.
¿Es el plato combinado la siguiente revolución 'foodie'?
Aunque hoy es motivo de mofa, hubo un día en que esta propuesta era la más famosa de España. Es hora de reivindicar un clásico de nuestra gastronomía.
Lectura: 4 minutos
Vamos a dar un paseo por las cafetería y bares más populares de su ciudad. Y cuando hablamos de populares no nos referimos a lugares cool, trendy o con un podio en TripAdvisor. No, no es eso. Hablamos de aquellos locales en los que se da de comer sin más pretensiones que el buen oficio y la sana misión de llenar estómagos. Fíjese en la pared. Ahí están, ordenados por números en carteles descoloridos y viejunos: los platos combinados.
No nos engañemos, el plato combinado no está de moda. El último proyecto en tratar de reivindicar esta suerte de Juegos Reunidos en versión comestible fue Lovnis, impulsado por los chicos de Arzábal en Madrid, y la aventura duró poco. Al parecer los foodies aún no están preparados para reivindicar una alianza de patatas fritas, merluza rebozada y ensalada.No mientras haya baos y currys por probar.
Sin embargo, el plato combinado es parte de nuestra memoria gustativa y sigue estando entre las preferencias de padres y madres de 50 años para arriba que, cuando buscan algo de comfort food, recurren a ello como un salvavidas en épocas de comidas extrañas. Más vale cinta de lomo conocida que nigiri de salmón por conocer.
¿Pero cuándo nació el plato combinado? En el año 1946, con una España que se sacudía poco a poco el hambre, nos encontrábamos ya con el Bar Sevilla, en la calle Farmacia de Madrid, que ofrecía un “plato combinado Sevilla, especialidad de la casa”. No sabemos a ciencia cierta que contenía el plato pero, en un anuncio en prensa, sus responsables aseguraban lo siguiente: “Ríase de aquellos banquetes de tiempos pasados. No se explica como puede darse, por tan poco dinero, tan selecta y abundante comida”.
LA PICARESCA ESPAÑOLA
El plato combinado nació como respuesta a una ley promulgada por el bando nacional en 1936, en plena Guerra Civil, que obligaba a que en los restaurantes, pensiones y casas de comida se ofreciera, una vez al mes, un solo plato por el precio de todo el menú. Parte del importe que recibía el hostelero era recaudado para, supuestamente, el subsidio de los combatientes o fines benéficos y sociales. A partir de 1937, este ‘Día del plato único’ pasó a ser semanal, estableciéndose los viernes. Ante esta imposición, fueron muchos los hosteleros que intentaron burlar la ley y no perder clientes ofreciendo, en un mismo plato, carne, pescado, arroz y lo que hiciera falta.
En 1942, el ‘Día del plato único’ pasó a mejor vida, pero los hosteleros mantuvieron esta fórmula en carta porque permitía que, por un precio asequible, los comensales disfrutaran de un poco de todo. De ahí el anuncio del Bar Sevilla de Madrid. Así se mantuvo, como una opción más económica que la de los restaurantes con su mantel, su menú de varios platos y su ambiente chic.
AUGE Y DECLIVE DEL INVENTO
En 1965, de nuevo el Gobierno intervino para poner el plato combinado encima de la mesa, nunca mejor dicho. El Boletín Oficial del Estado publicó una resolución de la Dirección General de Empresas y Actividades Turísticas para fijar los precios del “plato combinado turístico” según la categoría de la cafetería. Por otro lado estaba el “menú turístico”, vinculado a restaurantes. Era una manera de fijar una serie de precios en época de desarrollismo.
Esto hizo que el plato combinado se generalizara en las zonas costeras, pero también en bares y restaurantes cercanos a estudiantes y obreros, que seguían viendo atractivo comer, a un módico precio, un conglomerado de un frito (calamar o croqueta), un huevo, un pedazo de carne o pescado y una guarnición en forma de patatas fritas o ensalada . También se convirtió en un elemento esencial en cualquier cafetería en la que hubiera una freidora y una plancha, donde convivía con el sándwich mixto, el perrito caliente o la hamburguesa.
Su popularidad se mantuvo hasta finales de los 80, sostenida también por las familias que salían a comer/merendar/cenar en fin de semana y que pedían un plato combinado por aquello de no gastar mucho y porque a los niños les encantaba. A partir de los 90, la sofisticación progresiva en el ámbito de la hostelería, la popularización de comidas como la pizza o el sushi y la preocupación por la línea acabaron por arrinconarlo.
Aún persisten, no obstante, templos del plato combinado. Es el caso de los Nebraska en Madrid, el Mayerling en Gijón o el König de Barcelona. Y, en todo caso, tampoco hay que buscar mucho: seguramente en cualquier cafetería o bar que usted tenga cerca y que ya cuente con una larga trayectoria encontrará, felices y arrejuntados en un plato redondo –nunca cuadrado– a un filete, unas patatas, un huevo y unas croquetas. Ahí siguen, esperando que alguien los reivindique o los reinvente…
¿Es el plato combinado la siguiente revolución 'foodie'? | Vanity Fair
Comentarios
Publicar un comentario