"El pasado día 4 de este mes de septiembre (1990), en el paraje más sublime de la Costa Azul francesa, en el Museo Ephrussi de Rothschild, a las 13.30, un cortador de primera fila le ofrecía una loncha de la pata curada del gorrino sublime a Craig Claiborne, el crítico gastronómico más sonado de este lado y del otro del Atlántico, en cuyo honor se celebró esta casta orgía puesta en música por la Sociedad de Baños de Mar monegasca.
"Claiborne cumplía 70 años de vida, y todo lo que suena en el planeta de las cacerolas quiso hablarle de amor, comiendo, bebiendo y gozando como posiblemente sólo se ha hecho en alguna fecha memorable, pero ya olvidada, en lo que va del medio siglo que mengua sin remedio para dejarle paso al tercer milenio.
"Tras las primeras virutas de jamón, la palabra cedió ante el sueño de lo que puede oler a creación. Pero antes, una palabra en forma de beso al homenajeado por todos los Paul Bocuse del mundo y 200 personalidades multinacionales de este arte de no hacer la guerra comiendo, bebiendo, etcétera Claiborne, desde 1958, ha figurado en la plantilla de The New York Times.
"Desde su tribuna ha ilustrado a América del Norte en esto de la ciencia de los fogones. Ha escrito libros, introdujo a todos los grandes de la cocina francesa en EE UU, y es respetado, en todo el espacio terrestre que come con placer, como un dios del rigor y de las ganas de vivir. La España de Claibor ne data de lejos, de 20 años concretamente.
"En un aparte se emocionó recordando sus paellas en Los Caracoles de Barcelona y sus degustaciones de cochinillo asado en el Botín madrileño. Pero rabia por retornar y en presencia de Bocuse y otros monstruos de esta especie le dijo a Arzak, el representante español de los 50 grandes, que "por lo que más me acucia volver a España es por comer en su casa". Más tarde dijo que también sabía de Zalacaín y otros comedores "donde dan esos platos españoles". ..."
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Craig Claiborne | Edición impresa | EL PAÍS
"Claiborne cumplía 70 años de vida, y todo lo que suena en el planeta de las cacerolas quiso hablarle de amor, comiendo, bebiendo y gozando como posiblemente sólo se ha hecho en alguna fecha memorable, pero ya olvidada, en lo que va del medio siglo que mengua sin remedio para dejarle paso al tercer milenio.
"Tras las primeras virutas de jamón, la palabra cedió ante el sueño de lo que puede oler a creación. Pero antes, una palabra en forma de beso al homenajeado por todos los Paul Bocuse del mundo y 200 personalidades multinacionales de este arte de no hacer la guerra comiendo, bebiendo, etcétera Claiborne, desde 1958, ha figurado en la plantilla de The New York Times.
"Desde su tribuna ha ilustrado a América del Norte en esto de la ciencia de los fogones. Ha escrito libros, introdujo a todos los grandes de la cocina francesa en EE UU, y es respetado, en todo el espacio terrestre que come con placer, como un dios del rigor y de las ganas de vivir. La España de Claibor ne data de lejos, de 20 años concretamente.
"En un aparte se emocionó recordando sus paellas en Los Caracoles de Barcelona y sus degustaciones de cochinillo asado en el Botín madrileño. Pero rabia por retornar y en presencia de Bocuse y otros monstruos de esta especie le dijo a Arzak, el representante español de los 50 grandes, que "por lo que más me acucia volver a España es por comer en su casa". Más tarde dijo que también sabía de Zalacaín y otros comedores "donde dan esos platos españoles". ..."
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