Todo el que migra lleva en su equipaje
lo que come, al menos en su memoria, sin saber que ese recuerdo será el mejor
antídoto para la nostalgia y el desarraigo
que le espera. Nunca antes en nuestra historia se habían preparado tantas
arepas fuera
de Venezuela como ahora.
de Venezuela como ahora.
Todo, gracias al exilio, aunque este gracias sea sólo una excusa a manera de explicación. Más bien debería decir que es consecuencia del exilio, forzado o
voluntario, que tiene a más de 1,4 millones de venezolanos viviendo fuera de
nuestras fronteras en los cinco continentes. Las razones para su partida las
conocemos. Las consecuencias están aún por escribirse.
Internacionalmente, la cocina venezolana de hoy es la cocina de la diáspora surgida
de la necesidad, ejecutada no por cocineros profesionales sino por migrantes de otras disciplinas, que tal vez nunca antes habían cocinado y que posiblemente se llevaron entre sus enseres un hojeado ejemplar de Mi Cocina de Armando Scannone.
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