Entre la carretilla y el bar miraflorino, el emoliente es el mejor refugio para estos días invernales. Hay 300 mil emolienteros en el país. Walter Villegas, uno de los mejores, nos enseña los secretos de este brebaje centenario.
Texto: Óscar Miranda.
Fotografía: David Huamaní y Miguel Mejía.
Fotografía: David Huamaní y Miguel Mejía.
A las 4 de la mañana, la humilde cocina de Walter Villegas (53) es uno de los rincones más cálidos de Pueblo Libre. Afuera hay 14 grados, las calles están mojadas, pero aquí junto a los fogones uno se siente muy bien. La sobrina de Walter está friendo hamburguesitas y milanesas. Hay una enorme olla con quinua que hierve aderezada con canela y trozos de plátano, piña y membrillo. Un olor de frescura lo envuelve todo. Manzanilla, toronjil, anís y menta. En un rato llegará el pan recién horneado. Apetece pasarse el tiempo aquí adentro, charlando, y olvidarse del frío de la madrugada.
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Viaje al emoliente | LaRepublica.pe
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